Letras pequeñas: notas relevantes en un contrato inmobiliario



Ya sea que vayas a comprar, vender, arrendar o traspasar un bien inmueble, tener un contrato legal claro, firme y bien estipulado es la base de su buen término, ya que en él se establecen los derechos y las obligaciones entre las partes involucradas, con el fin de cumplir en tiempo y forma todas y cada una de sus cláusulas. 


Así, cualquier eventualidad (como un incumplimiento en la entrega de los avances de obra, las condiciones en las que te entregan la casa, incluso un cargo adicional no contemplado), el contrato es tu máximo respaldo para que esto se cumpla a cabalidad. 


Sin embargo, y como bien dice el dicho, “hay que leer las letras chiquitas”, porque importan, y mucho. Esto significa que al venir redactados en un lenguaje legal y muy detallado, los contratos suelen ser largos y complejos a una primera lectura inicial, sobre todo para quienes no están familiarizados, por lo que solemos firmarlos sin saber a ciencia cierta la totalidad de los detalles. 


Y esto no sólo representa una irresponsabilidad sino un riesgo latente a que en un futuro el panorama estipulado originalmente se modifique y terminemos teniendo escenarios no contemplados y poco agradables (multas, modificaciones, prolongamiento de entrega e incluso procedimientos legales no deseados). 


En este sentido, es importante que sepas que cualquier inmobiliaria seria y bien establecida no sólo te dará el tiempo suficiente para que leas, revises y ajusten el contrato si se requiere y conviene a ambas partes. De igual forma, no hay redacciones ambiguas o carentes de sentido. Y sobre todo, hay varios puntos a los cuales poner especial énfasis y atención para evitar piedras en el camino. Toma nota y lee muy bien las cláusulas:


1. Descripción total y pormenorizada de la propiedad (extensión, distribución, ubicación, estado de avance, condiciones, etc.).


2. Impuestos. En el contrato deben estipularse de forma clara y precisa también los impuestos a pagar y asignarse a las partes correspondiente, tales como el ISAI, o Impuesto sobre Adquisición de Inmuebles (para el comprador), mientras que el vendedor deberá declarar el ISR, o Impuesto Sobre la Renta, entre otros que así se requieran.



3. Estipulación de obligaciones y derechos (qué se está adquiriendo, por qué vía se están solventando los pagos, en qué plazos y cuáles son las exclusiones, excepciones y demás casos asociados a los mismos), así como los responsables y titulares avalados por notario público, registros, etc. Aquí se pone en claro todos y cada uno de los escenarios posibles para llegar a buen término, pero también las consecuencias, penalizaciones y responsabilidades fiscales, legales y administrativas si llegase a haber inclumplimiento o dolo.  


4. Propietarios y fecha de entrega. Revisa muy bien los nombres de las figuras legales, así como sus responsabilidades, avalado siempre ante notario público, así también como la fecha de entrega, en qué plazo y condiciones cubiertas será dada. 


Por último, nunca está demás solicitar asesoría inmobiliaria y tener la claridad de que en todo proceso, el contrato es transparente y que cada parte mantiene una copia. Recuerda también que los casos que requieren de tu mayor concentración son las cláusulas. 


Una vez que hayas tenido claridad total sobre esto, ahora así: ¡a leer, firmar y comenzar a vivir la casa de tus sueños!