La vida junto al campo de golf



Con frecuencia se piensa que el golf es un deporte sólo para individuos demasiado acaudalados, que tienen sus campos propios, o bien que hay que estar adscritos a una cofradía secreta que nos garantice la pertenencia a dicha logia deportiva particular. 


Y si bien el halo de exclusividad e intimidad que propone el golf sí existen, lo cierto es que esto deriva de su naturaleza misma, en donde la contemplación, el silencio y la paz de dialogar con nosotros mismos son parte esencial de este deporte. Sin embargo, eso no es privativo de que el golf también sea una justa divertida, familiar y de posibilidades infinitas. 


Imaginemos ahora todos los beneficios que trae consigo tener consigo un campo de golf lo más cerca de la casa, a unos cuantos metros de distancia, en donde los beneficios se cuentan a raudales y las prestaciones del entorno de nuestro hogar magnifican nuestra calidad de vida. 


En México, son realmente pocos los desarrollos que incorporan los campos de golf a su oferta más integral de forma razonada y sorprendente, en donde GIM Living Spaces es uno de esos protagonistas invaluables que logran sumar a su exclusivo ADN de lujo, confort, seguridad y accesibilidad, todos los beneficios de ser parte de una de las comunidades deportivas más peculiares. 


Vivir junto a un campo de golf, no sólo nos brinda la oportunidad de diversión, el aprendizaje y el desarrollo físico y mental que brinda una disciplina deportiva singular y compleja como lo es el golf,  sino que además estimula la siempre necesaria paz mental y estímulo sensorial agradable del color verde, de la contemplación de los atardeceres únicos y prístinos sobre ese “alfombrado natural y extenso” de los campos.


Y si bien uno de los aspectos más fascinantes de los campos de golf que firmas como GIM Living Spaces han logrado incorporar de manera original, es esa libertad creativa que plantea el diseño arquitectónico (no hay dos campos exactos en el mundo), sin descuidar en todo momento la rigurosa distribución que un genuino campo plantea, garantizando una vida silvestre, un contacto con la naturaleza inmediato y entorno de vivienda mucho más amable con el cuidado ambiental.


Así, para ejemplificar, de un hipotético campo de golf ubicado en 70 hectáreas, sólo el 30% debe usarse en fairways, tiros y greens, dejando el resto, desde el rough hasta los arbustos, con  árboles y zonas nativas prácticamente sin tocar, o bien procurando que no se juegue en ellas, además de garantizar el cortado impecable del pasto, casi siempre a pulgada o pulgada y media.


Y aunque para algunos pudiera parecer un tema adicional o sin relevancia, lo verdaderamente cierto es que vivir cerca de un campo de golf, además de los beneficios ya mencionados, son igual de esenciales que el ser genuino y asombroso con el que se diseña nuestro futuro hogar, el edificio en donde vamos a habitar, así como sus detalles más relevantes. 


Al respecto, se sabe que prácticamente en cualquier vertiente de la arquitectura más destacada, la observación es un elemento importante, ya que tanto la estética y la práctica son dos ingredientes clave para superar la simple funcionalidad de los desarrollos. En este sentido, un campo de golf dentro de los desarrollos donde vivimos es el fiel reflejo de creaciones únicas, diseños ecológicamente bien equilibrados, además de apasionantes, memorables y más funcionales que el resto de sus contemporáneos.


Consagrando su estilo icónico y reconocido dentro del medio inmobiliario, GIM Living Spaces ha logrado que el golf se incorpore a nuestros sueños, metas y estilo de vida, elevándolos a niveles vivenciales incomparables, en donde el desarrollo, cuidado y diseño de sus campos de golf son también parte de vital de nuestra casa.