Gastos y costos a contemplar antes de solicitar un crédito



A más de uno nos ha pasado: queremos casa nueva, hacemos cálculos sobre el costo aproximado, las mensualidades que podríamos pagar… y en algún momento decidimos nos lanzamos a la aventura de comprar una casa. ¿Qué sucede después? Apreturas financieras, gastos no previstos y la eventual cancelación del crédito, lo que deriva a su vez en pérdidas, penalizaciones y un escenario nada deseable. 


Cuando buscamos financiamiento hipotecario, el tiempo para detenernos y evaluar todas las variantes en es la clave del éxito y las decisiones correctas. Comprar una casa es una deuda importante, que tomará tiempo y a la que hay que dedicar todas las “vueltas” posibles, con el fin de no descapitalizarse con las mensualidades, los gastos asociados, el pago de intereses o costos subyacentes no siempre relacionados de forma directa con nuestra futura deuda primaria. 


Ten en cuenta que el crédito hipotecario, salvo que hayas ahorrado y pagues de contado o avances de forma sustancial con más del 50% del enganche y el costo final de la propiedad,  lo liquidarás en cuotas mensuales a mediano o largo plazo. En ocasiones, el gasto de éste será un poco más elevado que una renta normal, por lo que es primordial contar con buena solvencia económica para poder cumplir puntualmente con los pagos. 


Contempla que existen tres tipos de tasa de interés: fija, variable y mixta, mismas que podrían variar a lo largo del periodo de vida del crédito (excepto la fija). Los simuladores de crédito son una herramienta útil para ir planeando con antelación estos posibles escenarios. Recuerda que usualmente, el primer monto para liquidar tu crédito será el más elevado de los demás, dado que algunas instituciones financieras pueden requerir del 20% al 50% del valor de la vivienda. En tal caso, procura siempre que la cuota total a la que te comprometes no rebase dos veces el monto de tus ingresos anuales.


Como lo mencionamos al inicio, cancelar en caso de que ya no tengas fondos no es tan fácil, pues es un proceso que puede poner en riesgo la propiedad misma, de cualquier modo te obliga a saldar el balance pendiente con el banco y asumir los recargos y penalizaciones que hayas cosechado en el proceso. Procura no caer bajo ninguna circunstancia en ese escenario. Siempre será mejor acudir y solicitar una reestructuración de deuda o un camino más idóneo.


Junto con el crédito hipotecario deberás pagar intereses. No te asustes, ya que si eres puntual en tus mensualidades, los intereses irán disminuyendo. En todos los créditos hipotecarios, mes con mes se va pagando una pequeña parte del capital original que contrataste y el resto son intereses, lo que se conoce como amortización de capital: un adeudo menor al del mes anterior. Por esta razón, los intereses siempre se calculan sobre el saldo insoluto, es decir  sobre lo que no has cubierto de la deuda.


Asimismo, tanto en tus finanzas personales como en los procesos tendrás que prever todo tipo de gastos, por mínimos que sean, para que en cierta forma tengas “la película completa”. Esto abarca el papeleo, enganches, servicios, traslados, tus posibles gastos personales extra, además de responder a preguntas pertinentes como “¿deseo cambiar de empleo?, ¿tendré la misma estabilidad financiera o irá en incremento los próximos cinco años?”, entre otras. 


Por último, pero lejos de ser lo menos importante, contempla siempre que este esfuerzo financiero debe traducirse en la casa que realmente deseas. De que sea una experiencia única y de calidad para vivir como siempre quisiste, o bien para obtener una rentabilidad/fuente de ingresos futura. Si estás preguntando por las opciones líderes del mercado, que además te brinden un abanico amplio de opciones y desarrollos de primer nivel, es momento de acudir con los expertos.