Dejar, instalar y descubrir: una cuestión de mudanza



Al momento de cambiarnos a un nuevo espacio para vivir suceden muchas cosas antes, durante y posterior a la mudanza. No se trata solo de una transición pesada en la que desmontar, embalar, poner cosas en cajas y cargar son actividades que nos dejen completamente agotados, sino que hay un sinfín de cosas a nivel simbólico, anímico, psicológico e incluso financieras sucediendo de forma simultánea. 


De acuerdo con diversos estudios psicológicos, las mudanzas, incluso cuando implica el moverse a un lugar seguro, más grande o mejor, suele ser un detonante de estrés y ansiedad en las personas si no se realiza con tiempo y de forma planificada.


Y es que más allá del sentimiento de ir desconfigurando el que fue nuestro hogar por un tiempo es fuerte, pesado y conlleva un sinfín de cálculos y presupuestos no siempre agradables: desmontar, resanar, deshacerse de cosas, calcular qué servirá y qué no para el nuevo espacio, además de esa liberación de carga de objetos que ya no necesitaremos y que sólo estábamos almacenando. 


Sin embargo, una mudanza también tiene su lado positivo y conlleva también la emoción de la renovación, el cambio y las nuevas aventuras: avanzar. Pese al agotamiento y la logística que conlleva cambiarse de espacio,lo cierto es que la mudanza puede ser en esencia una aventura de emoción y eficiencia si planificamos lo suficiente, con tiempo, paciencia y a nuestro ritmo. Mudarse es empezar de nuevo.


Por otra parte, los cambios no suelen ser baratos, por lo que hay ciertas prácticas que pueden hacer de nuestra mudanza algo más ordenado desde todos los aspectos, optimizando al máximo los recursos, tiempos, además de domar las emociones y encontrar el lado positivo de este “restart” de vida. Toma nota. 


- Comienza por los libros. Son los más pesados y espaciosos, esto será el punto de partida para encender la toma de decisiones: ¿llevo esto o no?, ¿este libro significa algo o sólo está ocupando espacio? Procura no llenar las cajas a tope de ellos. 


- Procura un presupuesto suficiente para la mudanza una vez calculada la cantidad de cosas y la proyección de organización del espacio nuevo. Esto te ayudará a depurar y buscar la mudanza perfecta, a tu medida. 


- Haz un inventario. Las checklist nunca están de más. Esto te brindará control, orden y te ayudará con el cálculo, la espacialidad y el diseño para lo que viene. 


- No estives más de 3 cajas a la vez, márcalas y organízala por áreas vitales sin mezclar: cocina, vasos, platos, adornos, herramientas, alcobas, etc.


Una vez superada esta transición, la nueva aventura es otra misión por conquistar. Para tu llegada procura haber depurado los objetos suficientes, haber calculado las dimensiones de los muebles y haber tomado las decisiones pertinentes: quizás tu sala ya no va con el nuevo espacio, o queda chica o no armoniza o sencillamente ya le has dado suficiente uso. Comprar una nueva y esperar a que llegue al nuevo espacio es lo recomendable.


Dos conceptos clave que te ayudarán en tu nuevo departamento o casa es flexibilidad y adecuación. Tomar decisiones también implica dejar pasar y fluir los objetos con los espacios. Es un tema de paciencia y posibilidades hasta dar con el equilibrio entre gusto visual y funcionalidad que más te conviene, gusta y armoniza. Esto conlleva necesariamente paciencia. 


Sabemos que cuando llegues a la que será tu nueva casa lo que más desearás es ver todo arreglado casi por arte de magia. Pero entrar en la conciencia de que las cosas que valen la pena llevan tiempo y las cajas que tienes por desempacar contienen sólo los artículos necesarios para darle forma a tu nuevo espacio. 


La mudanza es siempre un trabajo extenuante y de varios días, incluso semanas, pero con tiempo, paciencia y organización todo se convertirá en una aventura emocionante y vital para seguir creciendo rumbo a un mejor futuro.